Despacio.Nunca es demasiado tarde, nunca un texto es demasiado largo, nunca hay demasiada prisa.
Encuentra el olor, el sabor, la imagen. Encuentra el mensaje.
Escribo mi película, tú lees mis líneas y ves la tuya.

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domingo, 26 de mayo de 2013

El humo de los que suspiran.

Hablemos de la mierda que nos consume, cielo. Hablemos de esto, hablemos de lo tuyo y de otros muchos con los que preferirías estar ahora mismo. Aquellos que se reirían contigo mientras vuestras pupilas se dilatan a la velocidad de los latidos del corazón.
Qué pretendes con esto. Sé que tu situación es dura, pero a nadie le faltan razones. Todos las tenemos y no digas que tú eres más débil, me parece una forma muy poco valiente de rendirte.

No eres débil, escúchame. Tú me ayudaste y ahora me toca a mí tenderte la mano e intentar levantarte hasta conseguirlo. Aquí estoy, para ayudarte con la fuerza de las dos.

Yo también a veces pienso que debería coger esa generosa porción de droga y consumirla. Pensar es algo inevitable, actuar o no son las opciones a elegir.

Quisiera que te vieses en este mismo instante, mirándome y riéndote y diciendo frases sin sentido y riéndote otra vez. Y yo aquí, retratándote con líneas rectas cuando tan sólo son las diez de la noche. Pintándote con palabras e intentando comprenderte para elegir la opción de actuar.
Me gustaría saber qué es lo que piensas de todo esto, qué piensas de ti misma, pero me temo que fumas para no pensarlo.

Tu mirada perdida me indica que escriba esto.

Nunca me creí que aquellas de quince realmente conociesen el huevo, pero me temo que ya lo he visto. Esta imagen es la más desagradable del mundo.

Ver a una niña jugando demasiado cerca del fuego. Una niña que, joder, se cree que es feliz y por un motivo liado en mal papel.
Se duerme entre mis brazos, o al menos conserva el silencio.
Y yo que no puedo reírme tengo ganas de llorar.