Despacio.Nunca es demasiado tarde, nunca un texto es demasiado largo, nunca hay demasiada prisa.
Encuentra el olor, el sabor, la imagen. Encuentra el mensaje.
Escribo mi película, tú lees mis líneas y ves la tuya.

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domingo, 20 de abril de 2014

El río y el reloj también están sonando.

Escribirte cuando no puedo mirarte a los ojos y abrir la boca. Para hablar, por escucharte, para juntar la mía con la tuya. Aunque eso lo prefiero con los ojos cerrados, cuando sé que esto de tener los párpados bajados no significa que esté soñando.

Me gusto por escribirte y me odio por hacerlo de amor. Pero al menos lo escribo y no lo expreso en voz alta. Al menos, a esto pueden llamarlo prosa poética.

Te juro que paro las prisas para imaginarme qué estás haciendo. En qué detalles te estás parando. Si sonríes y cuántos latidos tienes por segundo. Podría enamorarme de cualquier puta cosa si pudiese observarla cuando nadie la está observando.
Me enamoraría saber en qué pierdes tu tiempo, con qué o con quién lo aprovechas. Quiero estar ahí cuando resoples fuerte, cuando con los ojos muy abiertos te den las tres de la mañana en la habitación y no puedas pedir silencio a tu cabeza.

Pienso en todo lo que no decimos por miedo a que suene como lo hace esto. Lo más humano que podemos sentir nos da miedo. Aunque pensándolo bien, el miedo es lo más humano que podemos sentir.
Quiero encontrarme con quien también esté buscando perderse en los detalles rutinarios de otro. Quiero que sea pronto, no me aguanto.
Joder, que si sigo escuchándome vomito.